Asistimos a la mayor fiesta del urban barcelonés. El Festival Cara-B lleva años en boca de todo el mundo gracias a su panel de propuestas venideras y algunas ya asentadas, lanzándolo al mundo como una de las citas ineludibles de los fans del panorama musical con aroma a independiente. Os adjuntamos nuestra lista de los «ganadores» de la vibrante edición de este año
Luna Ki: La gran beneficiada de su concierto en el festival «urban» por excelencia dispuso una pequeña ventana a lo que nos depara la música del siglo XXI. Con sendas referencias a la cultura popular (su atuendo, una mezcla entre sailor moon e It, ya nos daba bastantes pistas de ello) y el mundo virtual en el que nos encontramos inmersos en nuestra vida diaria, Luna Ki reivindicó la actualidad de artistas qué, como ella, comprenden que música e imagen son un matrimonio inseparable para comprender que algo está cambiando en la industria musical. La prueba irrefutable de su amplia victoria la encontramos en un público entregado que cantaba hasta la última sílaba.

El Mató a un Policia Motorizado: ¿Y qué decir de la maldita mejor banda de Argentina? No es baladí, en los últimos años hemos asistido a todo un desfile de grupos como Las Ligas Menores o Bestia Bebé, que han tratado de usurpar el trono que ocupan los albicelestes. Sin éxito por supuesto. Auténticos hits de estadio como «Mas o Menos Bien» o «Fuego» eran coreados por una masa sudorosa dispuesta a dejarse la piel una vez más. Los asistentes siguieron cantando a pleno pulmón a la salida, cuando los de Santiago Motorizado ya se encontraban lejos del escenario.

Locoplaya: No es usual que dentro de la escena trap, un conglomerado de la exaltación de la actitud punk y el hecho de que a partir de la precariedad de la autoproducción puedas «sonar y rimar mal», aún haya espacio para raperos cuyas rimas se erigan por la calidad y el flow que estas desprenden. Armados por una puesta en escena que parecía salir directa de «Charlie y la Fábrica de Chocolate» (la lluvia de croissants y caramelos fue incesante), Don Patricio, Bejo y Uge incendiaron Sant Andreu, que aquella noche, sin ninguna duda perteneció a las Islas Canarias.
Aleesha: «Yo soy una «bitch» peligrosa». Parece ser que existe una artista capaz de arrebatarle el título de la «Rihanna Catalana» a Bad Gyal. Ver a esta joven artista en el Cara-B fue toda una revelación para los sentidos. Vindicando una feminidad dispar a la par que tensando los tejidos de la música urbana española (los números de baile con sus compañeras bailarinas, despampanantes), la artista supone una sabrosa mezcolanza entre Rosalía, Rihanna que a su vez fronteriza con la mística de Sade.
Ortiga: Superando cualquier expectativa de naufragio, Ortiga se desliga en solitario de su anterior proyecto con fecha de caducidad «Esteban y Manuel», con el que el dúo gallego desplegó su suerte de cumbia trap por toda la península. Esta nueva aventura supone una expansión todavía más bizarra si cabe, del sonido que plantearon en el pasado. El artista tuvo la suerte (a la par que la responsabilidad) de cerrar el festival, cometido con el que cumplió con creces.
Por último os dejamos con algunas imágenes significativas del evento realizadas por nuestra fotógrafa Ula Campmajó:


