Hablamos con Maximiliano, bajista de Spiral Vortex. Nos encontramos en el CCCB, justo antes de la primera de sus tres actuaciones enmarcadas dentro de la programación del Primavera Sound. Se trata de su debut en Europa como banda.
¿Cómo os presentaríais a una audiencia que no os ha escuchado todavía?
Somos una banda de muchas influencias. Nuestra base es el rock setentero y noventero, pero tenemos un estilo único al que sumamos influencias latinoamericanas como Luis Alberto Spinetta o Gustavo Cerati. Nos definimos como una banda original, con una energía genuina en el escenario.
¿De dónde sale la idea de formar una banda y por qué empezar con la psicodelia y el Rock espacial?
Con mi hermano Sebastián tocamos desde chicos. Nuestros padres nos inculcaron la música, y desde muy pequeños solíamos jugar a tener una banda. Crecimos tocando covers de Red Hot Chili Peppers o Incubus. Siempre quisimos tener un grupo; al inicio lo veíamos como un hobby, y poco a poco nos lo fuimos tomando cada vez más en serio. Empezamos por la psicodelia porque en esa época estábamos metidos en la escena Rave Electrónica. En realidad, nuestro nombre tiene su origen aquí, ya que siempre nos han gustado los temas geométricos y visionarios, que tienen que ver con la expansión del universo interno y externo.
Llegó un punto em vuestra carrera en el que empiezan a aparecer conceptos como tangentes, poliedros, prismas y geometría en las letras. ¿A qué se debe?
Siempre tuvimos mucho interés en descubrir los misterios del universo, y cuando experimentamos con substancias psicodélicas nos lo encontramos así. Fue nuestra manera de plasmar todo eso en nuestra obra. Le dimos esa influencia estética desde el inicio porque nos encanta. En ese sentido, cuando tocamos en escenarios grandes, trabajamos con gente que hace mapping para poder mejorar la experiencia del oyente.
Se puede trazar un recorrido dentro de vuestra discografía desde el Rock espacial (en ocasiones rozando el metal progresivo) hasta el Rock psicodélico actual más limpio y directo. ¿Ese camino se coge intencionalmente o hay un cambio de influencias?
Hay dos temas principales. El primero es que el baterista cambió a partir del tercer disco. Era un chico que tocaba genial y tenía mucha personalidad. En los primeros discos se nota muchísimo, sus baterías están muy arriba, no le gustaba nada hacer lo que los otros grupos hacían. Tenía muchas influencias de Mahavishnu Orchestra y después de Mars Volta.
Después, por otro lado, está el tema de que aprendimos a producir mejor. Al principio éramos súper indie, no teníamos recursos para hacer un buen disco, y tuvimos que aprender. Con el tiempo también vimos que queríamos masificar nuestra música, hacer temas más tranquilos y estructurados, pero sin perder la fuerza ni el mensaje inicial del primer disco, que tiene un poco de esa visceralidad juvenil.
También empezamos a trabajar con diferentes productores como Felipe Castro (con el que hicimos “Poliedros”) o Andrés Nusser (de la banda Astro). Los productores también meten su mano, pero es una mano que nosotros dejamos entrar a gusto, ya que confiamos en su criterio. Todo es como una evolución natural.
¿Vuestra manera de componer también ha cambiado? ¿Cómo era antes y cómo es ahora?
Al principio era una sinergia entre los tres. Mi hermano Sebastián solía proponer cosas y en las jams las armábamos. Una vez el batería se fue, toda la parte de la composición la empezó a llevar Sebastián; el trabajaba las maquetes y el resto aportábamos nuestra parte de cara al estudio.
Los primeros discos siempre son de sacar todo lo que teníamos acumulado y a medida que avanzas te vas enfocando más. Al principio nuestra música era más aérea y poco a poco empezamos a tener una pierna en el aire y la otra en la Tierra.
Vuestros temas más recientes me recuerdan a sus dos últimos discos de Tame Impala. ¿Es casualidad o hay algún tipo de vínculo?
Nadie de nuestra generación puede decir que no le ha influenciado Tame Impala. Actualizaron de manera brillante sonidos más antiguos y lógicamente son una referencia sonora para nosotros. Nos encanta lo genio que es Kevin Parker musicalmente. Los hemos visto un par de veces y es una pasada.
En otras entrevistas mencionáis que la escena en Chile está creciendo mucho. ¿A qué os referís? ¿Qué está haciendo posible ese crecimiento?
Si comparamos nuestros inicios con el momento actual, cada vez hay más opciones para tocar, hay muchas bandas buenas desconocidas. Por otro lado, la industria está involucrada en este crecimiento. Todo esto se venía gestando desde hacía tiempo y el potencial musical está allí, pero nos falta cohesionar más porque Chile está muy lejos. Para nosotros es muy bonito poder venir a tocar a Barcelona, al mejor festival del mundo.
¿Qué artista del presente y del pasado recomendaríais de Chile?
Del pasado Los Jaivas, una banda que Roger Waters parece que se inspiró de ellos. “Alturas de Machu Pichu” es una obra increíble. Son una banda de los sesenta y siguen tocando. Después están Los Prisioneros, Los Ángeles Negros, Los Blops…
Y artistas actuales… nos gustan mucho Hablemos del Alma, Yinyer, The Cruel Visions… hay muchas buenas bandas.