Mientras los festivales más esperados en nuestro país comienzan a calentar motores, caso del Primavera Sound que ya ha puesto en marcha sus conciertos gratuitos, otro gran encuentro musical se perfila en el horizonte más cercano. Hablamos, por su puesto, de Eurovisión.
El popular festival de la canción alcanza este año su edición número 64 con una gran final que tendrá lugar el 18 de mayo. Los días 14 y 16 se llevarán a cabo las tradicionales semifinales de las que saldrán los 20 países seleccionados que competirán contra España, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido e Israel, clasificados directamente para la final. Este último goza de este privilegio por ser el país anfitrión del festival, mérito obtenido tras la victoria de la artista israelí Netta Barzilai en la edición del año pasado. De esta forma, y pese a las reticencias de varios sectores que han tratado de modificar el emplazamiento del festival hasta el último momento, finalmente Eurovisión 2019 tendrá lugar en Tel Aviv. Hasta la ciudad más cosmopolita del país ya se han desplazado los representantes de los diferentes países para comenzar a prepararse para la gran fecha. Los ensayos ya han empezado y, sin duda, una de las grandes novedades que se han desvelado a partir de estas primeras tomas de contacto con el escenario es la que tiene que ver con la escenografía que acompañará los compases de “La Venda”.
Hace un par de semanas el Ministerio de Hacienda hacía pública una partida que recogía el monto destinado a la puesta en escena de España en Eurovisión. La cantidad asciende hasta los 40.000 euros, una cifra muy superior a la invertida en las últimas ediciones. Recordemos que la actuación de Amaia y Alfred el año pasado fue de lo más sobria, con solo un par de focos que hacían varios juegos de luces que potenciaban el romanticismo del tema. Sin embargo, el “menos es más” que aplicó Tinet Rubira, director de la productora Gestmusic que se hizo cargo de la puesta en escena en aquella ocasión, no funcionó en la práctica todo lo bien que se esperaba (Amaia y Alfred quedaron terceros por la cola), por lo que RTVE ha decidido cambiar completamente de estrategia y apostar por una escenografía más potente.
De esta forma, el ente público ha dejado en manos de Fokas Evangelinos la dirección artística de la actuación de nuestro representante. El escenógrafo griego cuenta con una amplia trayectoria en Eurovisión, siendo el encargado de toda la propuesta visual de la edición de 2005 en su Grecia natal y de la victoria de Rusia en 2008. Para la actuación del catalán, Evangelinos ha dispuesto una estructuracuadrada de hierro y aluminio, dividida en varios compartimentos e iluminada de forma interna por luces LED de varios colores. Esta construcción representaría un edificio que a su vez refleja la rutina diaria a la que nos vemos sometidos. Los bailarines y coristas, cinco en total, se encuentran ubicados en los diferentes compartimentos de este peculiar edificio luminoso y, a medida que avanza la canción, se van deshaciendo de esa “venda” que los oprime. Además, en la parte del estribillo, Miki se hará con una pequeña cámara y grabará en mano a los espectadores para que “se sientan parte de la fiesta”, tal y como ha señalado el artista en varias entrevistas.
Esta escenografía, a la que debemos sumar un vestuario cómodo y juvenil a expensas de lo poco que se ha podido ver en los ensayos, esperan catapultar a Miki a los primeros puestos de la competición, aunque por el momento, en función a las diversas estimaciones y pronósticos que hay, no sale demasiado bien parado. En este sentido, Duncan Laurance, representante de los Países Bajos, es el claro favorito para hacerse con la victoria gracias a su tema intimista “Arcade” cuya puesta en escena es, curiosamente, una de las más simples: cantará sentado a un piano. El ruso Sergey Lazarev, que actúa por segunda vez representando a su país y que comparte escenógrafo con Miki, el italiano Mahmood, que llega a Israel tras haber ganado en San Remo, el ruso Chingiz, que representa a Azerbaiyán, el cantante de gospel británico John Lundvik, por Suecia, y el suizo Luca Hänni, siguen a Laurance en las quinielas como posibles ganadores.
En cuanto al festival, son muchas las sorpresas que todavía se reserva la organización. No obstante, recientemente también se ha dado a conocer que la artista israelí Dana Internacional será la encargada de abrir el certamen musical interpretando “Diva”. Precisamente con este tema es con el que la cantante ganó la edición de Eurovisión en 1998. Además, la intérprete ejercerá como madrina del festival recibiendo a los participantes en el desfile que se organiza de manera previa a las actuaciones.
La de Dana Internacional se unirá a otras actuaciones de artistas salidos del certamen musical, como la de Eleni Foureira, que quedó segunda el año pasado, Mas Zelmerlöw, campeón en 2015 o la siempre ecléctica Conchita Wurst, sensación en la edición de 2014. No obstante, la actuación más esperada de este año es la de Madonna. La diva del rock actuará durante las votaciones, tiempo en el que presumiblemente presentará dos canciones: un tema icónico dentro de su trayectoria profesional y un nuevo single. Por sorprendente que pueda parecer la actuación de Madonna en el festival, lo cierto es que no es la primera vez que un artista de renombre se sube al escenario eurovisivo: en 2016 Justin Timberlake hizo lo propio, también durante el intermedio reservado a las votaciones.
Saber que Madonna actuará en el mismo escenario puede llegar a poner nerviosos a los propios participantes, aunque lo más probable es que la mayoría estén encantados de poder disfrutar de un pequeño pase de la rebelde cantante. Nosotros nos quedamos con las ganas hasta el próximo 18 de mayo.
Foto: Wikimedia // MateuszFret1998 // Public Domain