Hará cosa de unos siete años, no recuerdo muy bien como llegué hasta allí pero sospecho que mi hermano Raúl es el responsable, veía en directo, en la añorada Rocksound, la presentación del álbum debut de estos tres suecos, Empress Rising.
Evidentemente flipé, me compré el vinilo y comprobé que quizás para este tipo de conciertos ya iba siendo hora de ponerse tapones porque me pase toda la noche con ese sonido mezcla de Phaser y Fuzz que les caracteriza, zumbando en el tímpano.

El pasado día 1 en la Sala Bóveda, seguramente volvieron a sorprender a algún pardillo que no sabía lo que iba a ver, y le redujeron la capacidad auditiva, por que joder como sonaron! En la hora y cuarto que duró el concierto, el público se entregó incondicional a esa sucesión de Riffs escuela Black Sabbath que son sus canciones.

Fotografía Román Jiménez
Desde el comienzo del concierto con la Brutal The Weary, hasta llegar a Larvae, una canción que comienza muy melódica y finaliza con un riffaco digno de Conan, y que dejó el ambiente vibrante para dar paso a la gran esperada Empress Rising, penúltima canción de la noche, y para mi, una lección de como hay que hacer música pesada y densa, los allí presentes no dejamos de mover el cuello en ese riff eterno que son los de Göteborg.

Fotografía Román Jiménez

Fotografía Román Jiménez
No quiero dejar de mencionar la última canción de la velada, The Last Leaf, que termina con un punteado sencillo pero tremendamente épico y que fue la guinda de tremenda actuación de estos tres escandinavos que volvieron a tener un romance con esta ciudad que desde hace bastantes años es gran acogedora de géneros y subgéneros musicales que nacieron de los seis primeros discos de los legendarios y eternos Black Sabbath.