El catalán Manu Guix llenó la Sala Barts en uno de los últimos espectáculos ofrecidos por la sala antes de su cierre
Manu Guix aterrizó en la Ciudad Condal para actuar en el ciclo de conciertos Guitar BCN 2022 el pasado 7 de abril y presentarnos su nuevo disco Moments. Para muchos era una noche especial porque íbamos a vivir nuestro último concierto en la Sala Barts (por el momento), después de muchos años viviendo algunas de nuestras mejores noches en ella. El 17 de abril cierra uno de los templos de la cultura de la capital catalana y esa noche la íbamos a vivir como si no hubiera mañana. También lo iba a hacer Manu Guix, y así fue.
Tras tres o cuatro años girando solo por Cataluña, el catalán vive con mucha intensidad el hecho de ir acompañado de su banda y nos lo hace saber durante todo el espectáculo: “hay canciones que no cobran sentido del todo hasta que no las tocas con la banda”, refiriéndose a No Em Diguis Que No. De lo que no se ha separado en todos estos años, ni se separó en hora y media de concierto, es de su otra mitad, de su compañero de vida, su piano. Cuesta pensar en Manu Guix y no imaginarle junto a un piano, por su virtuosismo y porque le pega mucho aquello que decía Góngora de “érase una vez un hombre a una nariz (en este caso piano) pegado”.
Y pegado al piano, nos llevó a muchos escenarios emocionales diferentes, desde la más pura felicidad hasta esa tristeza y nostalgia que te encogen el corazón. Sus letras vitalistas y llenas de sensibilidad e inteligencia emocional, sin metáforas demasiado complejas que nos distraigan o nos impidan entender el mensaje en la primera escucha son la clave de todo. Su lenguaje sin artificios funciona como un dardo directo al corazón y te hace conectar al instante con lo que Manu sentía al escribir las canciones.
Nos contó que su canción El Racó de Pensar fue escrita para su padre, fallecido hace 20 años, y que habla de su sitio íntimo en el que se enfrenta consigo mismo y sus pensamientos, y donde se siente más cerca de su padre, y no hay metáfora más perfecta para definir esa hora y media de canciones, en la que nos sentimos más cerca de aquellos en quienes pensamos cada vez que escuchamos una canción de Manu Guix y nos enfrentamos a todo aquello no-resuelto que el cantante nos pone ante nosotros con sus versos.
Me reitero en que fue una noche de lo más especial. Decidme sino cómo voy a describir que Àngel Llàcer bajara del escenario a sentarse a escuchar a Manu cantar El Petit Príncep, o al público cantando de principio a fin En Tres Minuts mientras Manu no podía abrir la boca por la emoción de lo que estaba presenciando, o a la sala en silencio durante los tres minutos de visibilidad trans que es Se Sent Sola. La atmósfera íntima, llena de momentos emotivos, fue la constatación de lo que todos sabíamos: que esa noche no la podríamos ni querríamos olvidar.