2022 ha sido un año de celebraciones para Hidrogenesse: su disco de debut “Gimnàstica Passiva” cumple 20 años y “Un Dígito Binario Dudoso” cumple 10. Hablamos con Carlos Ballesteros y Genís Segarra en una terraza de su barrio, en la Av. Gaudí, entre la Sagrada Familia y el Hospital de Sant Pau. Pedimos horchata y vichy y empezamos una conversación que alarga hasta durar casi una hora. El tono de la conversación es totalmente desenfadado, con constante uso de la ironía y muchísimas carcajadas.
Revisando vuestras primeras entrevistas, siempre mencionáis que vuestras influencias son muy inglesas.
Genís Segarra: Eso ya nos venía desde antes de conocernos. En los ochenta, la industria musical inglesa era muy potente y tenía artistas muy influyentes.
Una vez empezáis, con todas estas influencias inglesas, ¿por qué elegisteis cantar en castellano o catalán y no en inglés?
GS: Nunca lo planteamos, nos pareció lo normal. Cuando escribes canciones quieres decir cosas a alguien, y para nosotros ese “alguien” eran nuestros amigos, la gente que conocíamos por Internet…
Carlos Ballesteros: Ya sean cosas importantes o sean tonterías.
GS: Aunque éramos consumidores, no entendíamos que toda la escena nacional cantara en inglés. Si solo hubiéramos tenido amigos americanos por Internet, a lo mejor nos lo hubiéramos podido plantear, pero no fue el caso.
Otra particularidad que mostráis desde el primer disco es que, en la mayoría de vuestras canciones, a diferencia de lo corriente, usáis un “yo” plural.
GS: Eso sí que fue una decisión consensuada. Nos pareció que si decíamos las cosas en plural sonaba más gracioso.
CB: Y porque parece que tenga más peso. Es como decir: ¡Tenemos razón porque somos dos!
GS: No todas las canciones te salen así porque se te complican mucho al escribirlas. No nos arrepentimos de no haber escrito “no nos digas que no hay nada más triste que lo tuyo”. Muchas veces vemos que donde escribiríamos “voy a hacer eso” usamos el plural porque también incluye al oyente. Para nosotros era muy guay. Cuando decimos “pues vamos a salir del siglo” no somos Carlos y yo, ¡somos todos!
Siguiendo con este tema, desde fuera se ve como que sois un pack que os gustan las mismas cosas, tenéis los mismos hobbies, los mismos intereses culturales… es como si fuerais clones. ¿En qué os diferenciáis el uno del otro?
CB: Cuando yo conocí a Genís era totalmente nocturno y yo era muy diurno. Entonces tuvimos que aprender a acoplar horarios y acostumbrarnos el uno al otro.
GS: Es una cuestión de voluntad. Carlos, somos personas incompatibles y con voluntad hemos llegado hasta aquí. Pero la simulación de que somos dos veces lo mismo es algo que nosotros buscamos y forzamos porque nos hace mucha risa.
CB: También tuvimos la desgracia de quedarnos calvos a la vez.
GS: Eso nos vino bien. Si no uno de los dos se hubiese tenido que afeitar o el otro hacerse un injerto.
Como banda, ¿qué se os da mejor?
(Piensan en voz alta y discuten sobre qué contestar. Comentan que se les da bien la perseverancia, saber priorizar, saber relativizar…)
CB: Se nos da muy bien decir a los otros grupos lo que deben hacer.
GS: …y la gente nos lo agradece.
CB: Grupos de nuestro entorno con los que tenemos amistad y confianza que están atravesando algún momento difícil o están atascados, siempre que quieran dejarse aconsejar. Otro tema es que nos hagan caso.
GS: Se nos da bien juzgar. Eso sería la respuesta. Siempre acertamos, siempre tenemos razón.
¿Y algo que se os dé muy mal?
GS: A mí me gustaría cantar. Más que saber tocar los sintetizadores o hacer letras… me encantaría saber cantar, pero bien, como Annie Lennox ¿eh? También nos encantaría que las canciones nos salieran como las tenemos en la cabeza. También nos gustaría saber usar todas las técnicas para cambiar de tonos y que nos salgan las canciones perfectas a la primera. Eso se nos da fatal.
CB: Se nos da mejor hacer las cosas como nos salen, asumiendo que puedan ser más extrañas o raras.
Para cerrar vuestra primera etapa, no puedo evitar preguntaros si habéis estado en una cadena de montaje en Rubí.
CB: Yo sí, claro. Pasé dos veranos en una cadena de piezas para coches.
Escuchando el disco “Animalitos”, en la canción de “El Árbol” aparece una melodía que, una década después, se convierte en la melodía del coro de “Aquí y Ahora” en “Roma”.
GS: Siempre nos gustó mucho esa melodía. Cuando la compusimos nos pareció bonito que la canción de “El Árbol”, que musicalmente es como muy monótona, de repente acabara con una cosa ajena a la canción, que era una melodía bonita que empezaba y no la oías acabar. Entonces, cuando estábamos haciendo “Aquí y Ahora” vimos que la letra que estábamos haciendo era podía ser la misma letra que “El Árbol”, pero hecho de otra manera.
Eso nos pasa mucho. Cuando hacemos canciones, somos muy conscientes de lo que hacemos. Mientras hacíamos el disco de “Roma” dijimos: “¡Ostras, estamos haciendo otra vez el mismo disco! La de “Aquí y Ahora” es “El Árbol”. La de “Dos Tontos Muy Tontos” igual.” En este caso, las dos canciones van sobre buscar un sitio y hacer coincidir todo lo que te gusta en ese sitio, así que decidimos recuperar la melodía para que fuera totalmente evidente que es la continuación de ese ritual.
En una entrevista en Noticias 22 (México) que decíais que intentabais ser didácticos. Cuando buscáis transmitir conocimiento, ¿es sobre cosas que ya conocéis y os apasionan? ¿o nace más de una intención de aprender primero y luego transmitir?
CB: En el caso concreto de ese disco fueron un poco las dos cosas. Empezó como un encargo por parte de un centro cultural, en que nos propusieron realizar una pieza sonora sobre la figura de Alan Turing. Entonces ahí sí que estábamos aprendiendo las ideas fantásticas de esa persona, su sentido del humor… para luego explicárselo a la gente.
GS: Esa vez decidimos que queríamos hacer divulgación científica haciendo canciones, pero en general solemos coger cosas que siempre nos han interesado, que conocemos y que queremos compartirlas.
¿Vuestra admiración hacia la figura de Alan Turing es anterior o posterior a la propuesta del centro cultural?
GS: Sabíamos quién era. De hecho, un amigo nos había dicho más de una vez “deberías dedicarle una canción Alan Turing porque os pega mucho” pero nos pareció raro. Nunca hicimos caso a ese amigo y luego se enfadó cuando se enteró de que hacíamos el disco. Así es la vida, tiene que coincidir todo en su momento y uno tiene que estar predispuesto a hacer algo.
CB: …y muchas veces, descubrirlo por ti mismo.
Hablando de “Roma”, en una entrevista dijisteis que El Hombre de Barro era como una momia que salía del barro…
CB: Es un personaje que sale de una versión inglesa antigua de La Momia. Es una figura que sale de un charco lleno de barro, y quisimos utilizar esa imagen de una “cosa” de barro que te mancha, que te domina…
El Hombre de Barro, ¿es malo o es bueno?
GS: Siempre hay el tópico de que enamorarse es dar todo tu poder de voluntad a otra persona, y que eso es malo. La canción va justo de eso, de que realmente eres tú quien le estás dando ese poder a esa persona. Puedes creer que hay un monstruo dominando tu vida y que tú no puedes decidir nada, y la idea de la canción era mezclar la historia de la momia de la película con ese concepto de enamoramiento.
Justamente fue la canción con la que os descubrí, y por fin entiendo el significado de la letra.
GS: ¡Claro! Esa imagen y la idea de ese monstruo que te domina es fascinante, es atrayente y es bonita. Entonces intentamos que se quedará ahí con esa imagen.
CB: …No es una canción didáctica
Entre “Roma” y “Joterías Bobas” hay como un abismo en cuanto a forma, estructura y discurso. Veo al primero mucho más complejo y complicado, con canciones con múltiples giros… Y el segundo mucho más sencillo en cuanto a letras y estructuras. ¿Salió así o hubo una premeditación a cambiar de formas?
GS: Fue muy premeditado, igual que en “Roma” también buscamos hacer canciones que no pareciesen canciones. Hubo canciones que eran más como un eslogan, “Moix” es una oración… Queríamos romperlas, que cambiará todo el rato, con estructuras libres que nos salían en el mismo momento. En “Joterías Bobas” buscamos hacer canciones más fáciles de escuchar.
CB: … que tengan estribillos (los que sean) y estructuras más sencillas.
En cuanto a la temática, soléis usar mucha terminología tecnológica, pero en “Joterías Bobas” introducís muchos conceptos naturalistas y costumbristas. ¿Habéis empezado un nuevo camino o es una licencia para un solo disco?
GS: Pues no lo sé. Escribir canciones más tradicionales es muy agradable, pero igual el siguiente paso puede ser el Techno instrumental por decir algo. También te digo que nada se va. Creo que vamos acumulando y amontonando, no somos un grupo de muchos cambios.
CB: …y en “Animalitos” ya estaba “El Árbol” y un montón de cosas. Siempre estamos hablando de personas en el fondo, ya sea que estén en un huerto o trabajando en una fábrica.
De cara a “Jojo Bobo”, ¿qué os motivó a revisar el pasado, en vez de mirar hacia el futuro?
GS: A menudo cuando estás haciendo un disco y lo terminas se quedan muchas cosas colgadas que normalmente, como empiezas a hacer promoción y conciertos, se te olvidan y ya nunca las retomas. En nuestro caso, como después de presentar el disco llegó la pandemia y se pararon los conciertos, pensamos que sería una buena idea darles otra vida.
CB: Como hemos dicho, en el momento de hacer “Joterías Bobas” estábamos pensando en hacer canciones más sencillas y eso te coarta de alargarlas o improvisar. Teníamos mucho material, muchos sonidos que se quedaron ahí grabados y que luego no se usaron.
GS: Quizá el esfuerzo por hacer canciones más directas y fáciles de escuchar fue lo que provocó que tuviéramos ganas de deshacerlas, alargarlas… Igual fue eso, nunca lo había pensado.
A veces percibo que parte de vuestra audiencia destaca vuestro sentido del humor más de lo pertinente. Aunque en vuestros temas hay ironía y surrealismo, ¿creéis que hay gente que se confunde y os toma como un grupo cómico?
GS: Nosotros no solemos consumir cosas que no tengan humor. Libros, películas, música… si no hay humor en ningún punto nos hace desconfiar. Es por eso por lo que nosotros queremos ponerle humor a todo lo que hacemos. Yo agradezco que bandas como Chico y Chica tengan tanto sentido del humor, o Álvaro Pombo que siempre lo sacamos en todos lados. Pero eso no significa que hagas bromas o chistes. Eso es distinto. No nos gustan los espectáculos de monólogos ni hemos ido a ver a ningún humorista.
CB: Pero nos da un poco igual. Preferimos que nos tomen por payasos que por personas que están a punto de suicidarse. También entendemos que nosotros, a lo mejor, propiciamos un poco esta imagen en los conciertos con comentarios o gestos que hacemos.
GS: También existe un drama, que es que la única canción que hemos hecho que no tiene nada de sentido del humor, que es “Xochimilco”. Al principio, cuando decíamos las primeras frases (Tus flores y tus verduras, que poco pagan por ellas), la gente se reía, porque ya iban predispuestos a ello. Entonces nos miramos en plan “aquí pasa algo”.
CB: Pensamos: “Ya se darán cuenta en la segunda estrofa, que es bastante oscura”.
Claro, tenéis temas como “Christopher”, “Enigma”… o incluso la frase “Se acabó el baile, no ha venido nadie”, que para mí es la gran tragedia.
CB: Si si, la tragedia de todo grupo es salir a escena y que haya dos personas. La escribimos pensando en ese tipo de escena. Una vez tocamos en Cartagena y el único público que había eran nuestros teloneros. Cosas de estas te marcan.
GS: Nosotros usamos el humor, pero también para contar cosas tristes. Nuestra pretensión no es hacer reír, pero es obvio que en todo lo que hacemos hay sentido del humor.
Siguiendo con este tema, cuando hacéis conciertos y os disfrazáis y hacéis toda la performance ¿os transformáis en Hidrogenesse o es la versión más visceral de vosotros mismos?
GS: Es imposible subirte a un escenario, que te den los focos en la cara, ver todo el público allí y hacer algo natural.
CB: Tienes que prepararlo. Tampoco es que nosotros preparemos los shows con una escaleta y tal. Decidimos que queremos hacer y cómo queremos estar.
GS: …y vas aprendiendo. Cuando tocas una canción con público por primera vez te das cuenta de cómo es realmente esa canción. Te das cuenta cuando la oyes con todos a la vez. Al tercer concierto ya sabes cómo se debe representar cada canción.
CB: Muchas veces arreglamos y cambiamos partes de canciones que vemos que en directo no acaban de funcionar.
Para vosotros ¿es muy diferente la preparación de un concierto con cacharros y sintetizadores de un recital de piano y voz?
CB: Si, cambia mucho, tenemos que ensayar muchísimo más.
GS: Para nosotros no es tan diferente el hecho de plantear el concierto a piano o en un género más electrónico como el hecho de quitar los elementos rítmicos. Es como si vinieran los Rolling Stones con o sin batería, sería un concierto totalmente distinto. Al no dar instrucciones al público sobre cómo y cuándo debe moverse, a menudo tenemos que darle mucha más importancia a otras cosas. Nos cuesta mucho, pero también nos gusta mucho.
CB: Hemos aprendido a disfrutarlo, porque los primeros que hicimos ensayamos un mes para hacer un concierto de cincuenta minutos. Ahora lo tenemos bastante más por la mano, pero si pasa mucho tiempo tenemos que volver a empezar para estar preparados.
Muchas veces habláis de que tenéis la austeridad como motor. ¿Alguna vez os habéis pasado de opulentos?
GS: Nos pasó una vez con un vídeo. Un amigo quería hacer las cosas de un modo concreto e implicó a más gente, que a la vez implicó a más gente y de repente nos encontramos que algo que pensábamos que sería muy sencillo acabó con servicio de catering, un conductor que nos llevaba a los sitios, foquistas, iluminadores… y vimos que no queríamos repetir algo así.
CB: Si puedes pagarlo sí, pero ver a toda esa gente trabajando un domingo arrimando el hombro para que salga bien el proyecto de uno… notas que hay algo de injusticia Nos incomodó ver a tantísima gente trabajando para algo que creímos que se podía hacer con tres personas.
Os considero una banda muy radical. Jugáis en la liga del Pop Electrónico, donde todo el mundo tira de ordenadores con mil bibliotecas de ruidos y sonidos… y luego estáis vosotros que solo buscáis sonidos originales de sintetizadores rarísimos.
GS: No es tanto por la exclusividad si no por no usar las librerías, porque me da como vergüenza. También me da vergüenza cuando los otros las usan: a veces oímos una canción con arreglos muy bonitos e identifico sonidos de librerías concretas y me da como manía. Cuando escucho una canción y reconozco la caja de ritmos, para mí ya pierde un punto. Si oigo sonidos de percusión que nunca he escuchado porque los han programado uno a uno, pues para mí tiene más valor la canción y me lo paso mejor. Aunque sí que es verdad que decidimos relajar la manía y hacer la versión orquestal de “La Cita”. Descargamos una librería, aprendimos a usarla e hicimos todos los arreglos. Es lo contrario de lo que siempre he defendido, no he sido fiel a mis principios, me he traicionado a mí mismo, y a la gente le ha chiflado. A lo mejor he estado equivocado todo este tiempo.
CB: El tema está en saber usar las cosas. Con todo se pueden hacer cosas chulas.
Decís que componéis, grabáis, giráis, os hacéis la ropa… sois de las bandas que lleva menos equipo detrás. ¿Os da tiempo de conectar y desconectar, o toda vuestra vida acaba dentro del proyecto?
GS: Al principio era así. En esa época hacíamos muy pocas cosas, tocábamos una vez o dos al año y sacábamos un disco cada cinco. En aquellos tiempos, cada vez que estábamos juntos, eso era Hidrogenesse. Ahora sí que hay muchos momentos de ocio en los que no piensas para nada en el grupo… pero al final todas las canciones las acabamos componiendo en nuestro tiempo de vacaciones.
¿Qué son vacaciones para vosotros?
GS: Irse a un sitio fuera del entorno urbano, en un entorno de campo o de pueblo, libre de los estímulos del día a día. Si puede ser, un país donde no entiendes la lengua, porque te aíslas más. Descubrimos que alquilar o compartir una casita en el campo era lo ideal para nosotros y lo único que hacemos es comprar comida en los mercados, comérnosla y bañarnos en el río durante unos 15 días.
CB: Siempre vamos con la misma zona en Francia. Eso son nuestras vacaciones ideales.
GS: Aunque piensas que es cuando desconectas y todo, allí es donde acabamos componiendo las canciones o cogiendo ideas. O sea que sí, igual sigue siendo todo el rato el grupo.
Apretáis mucho con lo retro y a la vez gran parte de vuestra música se aborda desde una perspectiva futurista. ¿La modernidad os causa algún tipo de rechazo o cantáis a una modernidad que no es?
GS: cuando empezamos, todas las modas nos causaban rechazo. Los 90 en Barcelona eran todo DJ, la música electrónica y todo lo que se pareciese al Sónar. No era moderno hacer canciones, los conciertos tenían que ser a las tantas de la madrugada… cosas que no nos gustaban nada. Todos empezamos a hacer música como reacción a eso. Desconfiábamos sistemáticamente de lo moderno.
CB: Ahora, con la edad, estamos más relajados con el tema.