Fear Factory han sacado nuevo álbum este año, pero poco parece importar, cuando es la propia banda que decide interponer a la típica gira dedicada a dicho disco, la celebración del 20 Aniversario de uno de sus mejores (el mejor para muchos) trabajos. Demanufacture fue muy importante en su momento para el desarrollo del metal moderno, más aún del metal industrial. La mezcla de elementos electrónicos con riffs y voces propias del metal extremo supuso un esquema inédito hasta el momento. Para constatar la fama de dicho compacto, solo hacía falta ver lo llena que estaba la sala Razzmatazz 2 y lo que esta vibró en la primera hora de concierto.
Las giras de este tipo, en la que «X» banda celebra «Y» álbum, se están viendo mucho últimamente; sobre todo en grupos con poca carnaza que ofrecer actualmente. Se podrían calificar como giras de riesgo cero: a la banda no le resulta difícil interpretar un disco que tiene más que repasado y sabe que el fan de toda la vida va a responder bien. A veces, el objeto de tales giras es tapar las carencias de los últimos trabajos que el conjunto ha sacado a la luz. Una cosa es saltear giras de presentación de disco y giras remember (véase Iron Maiden), otra es pasar de tu nuevo disco completamente y dedicar esa gira a recordar tu época dorada, esa que nunca va a volver.
Dicho esto, Fear Factory saltaron al escenario tras unos Once Human que nos acababan de maravillar con una versión de Davidian de Machine Head. Los angelinos entraron muy fuertes, con un sonido bien definido. En la primera hora del bolo se dedicaron simple y llanamente a descargar Demanufacture sobre nosotros. Corte tras corte, sin apenas dirigirse al público, iban avanzando por los derroteros del álbum clave de su discografía. Tocaron las canciones en el mismo orden como están organizadas en el disco, y los primeros temas sonaron atronadores: la canción homónima, Self Bias Resistor, Zero Signal, Replica (mención especial para una de las mejores de su historia) y New Breed convirtieron Razz 2 en un hervidero de pogos, crowd surfing, y headbanging. Más de uno debe estar todavía a estas horas resintiéndose de las cervicales.
Dog Day Sunrise fue un oasis en medio de tanta agresividad, el cual la banda aprovechó para coger aire y volver a atacar con la segunda parte del álbum. Ahí ya se notó algo más flojo al vocalista Burton C. Bell, que sufrió en la parte limpia de Body Hammer. Eso sí, estuvo fantástico en las voces guturales durante todo el bolo, como también lo estuvieron sus camaradas, cada uno en su labor, perpetrando los clásicos riffs cortados y el doble bombo que caracterizan a Fear Factory. Con la ambiental A Therapy For Pain dejaron atrás Demanufacture y se despidieron para encarar los bises. Se habían ventilado en algo más de una hora todo el compacto, dejando una sensación de apabullamiento general.
Todavía les quedaban balas en el cargador, así que volvieron a la carga con Shock y Edgecrusher, del Obsolete, que impartieron un ritmo frenético. Y fue justo después cuando nos brindaron tres temas de su nuevo disco, Genexus. Soul Hacker, Dielectric y Regenerate invadieron la sala, la cual quedó a la expectiativa, reviviendo solo con el último tema de los tres. Particularmente, me gusta el sonido de su nuevo compacto, aunque parece que, por lo visto allí, a los fans de toda la vida no les acaba de agradar del todo. Para terminar volvieron a su primer trabajo con Martyr, que supuso una enorme despedida, con toda la sala brincando.
Muy buen concierto, sobrio y seguro de una de las bandas más importantes del metal industrial mundial. ¿Preocupante que no hubiera representación de ninguno de sus discos sacados a la luz en el nuevo milenio (exceptuando Genexus (2015) por razones obvias)? Era un directo-tributo al mejor álbum de su carrera, veremos sus próximos setlist. Aunque parece que lo más reciente de Fear Factory no convence a buena parte de sus seguidores…