En el marco de la quinta edición del Barcelona Psych Fest se presentaron el último martes 25 de octubre los japoneses Acid Mothers Temple y los americanos Dommengang. La cita se dio en la acogedora Sala Upload del Poble Espanyol de Barcelona, un rincón que se ha convertido en el spot principal del festival, y que por méritos propios, ya es un oasis para los amantes de los sonidos 60’s y de la música psicodélica.
Abrieron puntuales los Dommengang, un power trio de Portland, Oregon, cuya propuesta sonora está basada en las improvisaciones, el blues eléctrico y el proto punk, dicho por ellos mismos. Bien podríamos pensar en los Stooges, Yardbirds o Velvet Underground como primera influencia a la hora de hacer rock psicodélico, pero tras haber sido testigo de su portentoso directo, se podría extender la lista hacia bandas como los primeros Grand Funk Railroad o el sonido Sabbath. La lista de canciones integró sus tres álbumes editados hasta la fecha, y pudimos ver y disfrutar de una banda muy bien aceitada y compenetrada en las ejecuciones, con un guitarra inmenso creando ambientes oníricos y arremetiendo con riffazos e inspirados solos, una base de bajo y batería contundentes y no menos brillantes, que fueron la propuesta perfecta para abrir la cita con los japoneses.
Durante el intermedio ya se podía palpar en el ambiente cierta inquietud por la actuación de los Acid Mothers Temple, mutados esta vez como The Acid Mothers Temple & The Melting Paraiso UFO. El proyecto Acid Mothers Temple fué originado por el guitarra Kawabata Makoto en 1995 y desde entonces han recorrido medio mundo presentando su propuesta de space/ psychedelic/ prog/ noise/ art rock. Si, todas esas clasificaciones podrían abarcar el repertorio y concepto de esta banda. O ninguna, lo que nos permite disfrutarla tal cual lo que es: una experiencia visual y sonora trascendental. La inquietud de los que estuvimos presentes se materializó al presentarse la banda al completo sobre el escenario y arremeter con una intro en la que todos los músicos aporrearon sus instrumentos, creando una bola sonora irreconocible que a los segundos dio paso a un silencio y la guitarra ambiental de Makoto para arrancar el set con “Dark Star Blues”. Durante todo el concierto Makoto desarrolló su excepcional habilidad, hundiéndose en el inframundo de las seis cuerdas a través discontinuas improvisaciones, riffs distorsionados y difusos, llenos de delay y trémolo, con un nivel de éxito que solo se alcanza después de pasar muchos años en el templo ácido que da nombre a la banda de la que él es el autor intelectual. Secundado por los no menos virtuosos y protagonistas Higashi Hiroshi (sintetizador) y Jyonson Tsu (guitarra y voz) que empujaron y contorsionaron sin piedad a los monstruos del space rock y progresivo que se me vinieron a la mente en esta maravillosa locura psicodélica en la que todo se había convertido. Hiroshi, plantado en el centro del escenario como un maestro de ceremonias lisérgico, creando ambientes sonoros desconocidos, la presencia desconcertante de Tsu (es hombre, mujer o ambxs? Tal vez marcianx?) a la guitarra y voz y la muy poderosa base rítmica, hicieron detenerme por un momento a pensar en que estaba siendo parte de una larga meditación musical que me llevó durante una hora y media en un viaje interdimensional hacia las desconocidas esquinas de la mente. Y tal vez más allá.