Fotos: Eric Pàmies, Dani Cantó y Xarlene – Primavera Sound
El cierre de Primavera Sound servía para echar la vista atrás y empezar a calibrar la magnitud de una de sus mejores ediciones. Por un lado el cartel de aforo completo colgado y un público procedente de 124 países; con un total de 185.000 visitas repartidas a razón de 55.000 en cada uno de sus tres días de programación principal más las 21.000 de la jornada de apertura el pasado miércoles. La cifra final sobrepasará los 200.000 espectadores gracias a la variada y multitudinaria programación en la ciudad con conciertos gratuitos en el mítico enclave del Raval.
En lo que a música se refiere, ayer fue el día menos fuerte, para no tener que utilizar el término «flojo». El jueves se gastaron muchas energías; el viernes fue para recuperar energías y bailar menos y ayer, algo exhaustos, era momento de degustar con calma cada actuación.
La tarde comenzaba temprano con el esperado concierto de los Manel. Un directo ceremonioso y muy sobrio con más sintetizadores que nunca. Acostumbrados a conciertos de larga duración, se nos quedó corto su paso por Primavera Sound. Buen recibimiento de su último disco ‘Jo Competeixo‘ del que brillaron ‘Les Cosines’, ‘Sabotatge‘ o el tema homónimo de carácter discursivo que nos atrapó en las redes del grupo catalán. Sonaron clásicos como ‘Benvolgut’, ‘Boomerang’, ‘Ai Dolors’ o ‘Teresa Rampell‘. Buen inicio de jornada para unos Manel que años atrás tuvieron la desventura de quedar solapados con grandes bandas internacionales.
Sobre las 20:00 teníamos una cita con el honorable fundador de los Beach Boys. Sir Brian Wilson volvía a nuestro país para repasar de cabo a rabo uno de los mejores discos de pop de la historia, el ‘Pet Sounds‘, que cumplía 50 años. Y lo hacía con 73 palos y con notorias dificultades para articular su venerada música. Se nota que el agotamiento forma parte de la figura del californiano. Aún conserva sus dotes vocales. Pero no está a la altura de la comba y el ritmo de sus célebres temas. Pero no hay que achacarle nada. La edad nos pasa factura a todos y el lo sobrelleva como puede.
Empezó y terminó muy fuerte. El primer compás fue ‘Would It Be Nice‘ y cuando cerró la representación del Pet Sounds sacó su arsenal de 4-5 temas más míticos como ‘Surfin’ U.S.A‘, ‘I Get Around‘ o ‘Good Vibrations‘ para dejarnos degustar -quizá por última vez- esos temas que marcaron a tantas generaciones.
Mandamos a un redactor a ver uno de los acontecimientos del festival. El directo de los PXXR GVNG, los autodenominados ‘los pobres’. Metidos en trajes de veintiún botones, Khaled, Yung Beef y Kaydy Kain se bañaron en las masas realizando un directo diferente a lo que tenían acostumbrados a sus fans. Empezando por sus atuendos y, sobre todo, por la banda de bachata que les acompañó durante su show. Demostraron con esmero ser una alternativa al trap americano y su música fluyó como el agua por las venas de los incondicionales que no faltaron a la cita.
Un descafeinado inicio que necesitábamos arreglar cuanto antes. Deerhunter nos recondujo en la noche y desafiando a la suerte, olvidamos al rapero Pusha T de puro casual. De camino al escenario Pitchfork nos topamos con un concierto en pequeño comité de punk salvaje. El pequeño Stage de Ray Ban vio peligrar su integridad con la garra de los The Meanies. Los australianos, formados a finales de los 80, sirvieron al público un directo trepidante. Pogos, brincos, saltos al vacío, movimientos más propios de una estrella del Smack Down noqueando a su rival. Temas rápidos y gritos y palmas al aire para una banda que pese a los años están en plena forma.
La marabunta humana ya había empezado su travesía hasta el esperado concierto de PJ Harvey. Unos pocos –Alberto Guijarro incluido -preferimos desafiar a la suerte y jugarnos el resto por Action Bronson. El desaliñado y robusto rapero de Nueva York soltó sus malsonantes rimas a pasear ante un público muy entregado. Bases locas, bombásticas y destructivas que precedían a mil y un vituperios que nos soltó por doquier. Impecables ‘Baby Blue‘, ‘Actin’ Crazy‘ y el más rockero ‘Easy Rider‘.
Nos dio tiempo a ver el tramo final de Sigur Rós. Optamos por no ver el directo entero. La hora en la que tocaban no acompañaba si queríamos aguantar enérgicos toda la noche. Lo poco que vimos no terminó de convencer. Su majestuosidad chocaba con el horario. Lo disfrutaron más aquellos que tenían previsto marchar a casa con la anestesia de los islandeses.
Más festivos y jocosos, los Moderat. La formación entre Modeselektor y Apparat se postulaban como gran atractivo de la noche. Presentaban ‘III‘, su último álbum y la expectación era suma. A la práctica no terminaron de convencer. Sus temas onírico-astrales quedaron algo mermados al perder calidad en formato open-air. No se sabe si es por el cariz del directo, por la selección de temas o porque a nosotros no nos entró del todo. Lo cierto es que triunfaron ante mucho, muchísimo público presente.
Cerramos así un Primavera Sound distinto, muy ecléctico -como siempre- y en el que las decepciones las compensas con gratas sorpresas. Una edición en la que hay pocos peros. Quizá reforzar algunas barras en detrimento a otras en la que la gente está de paso. Los ingredientes para seguir en la cresta los tienen. Solo hace falta volverlos a gestionar debidamente.