Había gran expectativa para presenciar la vuelta de los héroes polacos del Black Metal, Mgła, a Barcelona. No lo hacían desde 2019, y esta vez se presentaron en la sala 2 de la Apolo, acompañados de sus compatriotas Mord a´Stigmata y los de Nueva Zelanda, Ulcerate. Dada la expectativa creada por el buen sabor de boca que dejaron sus anteriores apariciones, y aún sin disco nuevo para defender en directo (todavía nos queda para seguir disfrutando del excelente “Age of Excuse”), se especulaba hasta último minuto de que podría trasladarse el concierto a otro sitio con mayor aforo. Lo que por suerte no ocurrió, ya que pocas salas en la ciudad condal cuentan con tan buena acústica como las salas de la Apolo. De todas formas, todos los testigos que pudimos asistir al show veníamos preparados para ponernos al día en un verdadero festín en el averno que tuvo como protagonistas a estas tres excelentes bandas del género extremo.
Los Mord a´Stigmata arrancaron pronto, con menos de la mitad del aforo, y desde el primer momento daban la sensación de que algo distinto íbamos a presenciar. Muy poco conocidos por estos lares, tienen una dilatada trayectoria y hasta conexiones con los cabeza de cartes en el pasado. Esto por lo menos despierta la curiosidad, que a esas horas fue bastante poco retribuida. Aun así, me interesaba mucho verles en directo por lo que estuve escuchando de ellos previo al show. Practican un black metal vanguardista, esto quiere decir que a lo que usualmente entendemos como black metal tradicional, o el más melódico, se le suman ambientes oníricos y claustrofóbicos creados por sintetizadores, armonías vocales bellamente tortuosas, todo esto envuelto en un halo Dark o Gótico que suma una pieza más al puzzle del metal extremo. Sonaron muy poderosos en directo, y todas esas capas de sonido que se pueden apreciar en sus álbumes, y sobre todo en el último: “Like Ants and Snakes”, fueron plasmadas en el directo. Tal vez el público que venía a ver a los Mgła, o hasta a los Ulcerate, no estaría del todo acostumbrado a este tipo de propuesta innovadora y al final de la aparición de los Mord´a´Stigmata se notó cierta frialdad en la respuesta del respetable. Caña hubo, si eso era lo que se esperaba de ellos, pero es entendible que no fuera para todos los estómagos.
Al poco arrancaron los Ulcerate, banda originaria de Nueva Zelanda que viene pisando fuerte en el Black/ Death Metal contemporáneo y que absolutamente todo el mundo quería ver, por su propuesta y para constatar si el batería es humano, robot o androide. Plantada en el medio del escenario, a la batería/ tanque no le faltó ser golpeada en ninguno de sus componentes con un virtuosismo tal que pocas veces he visto en directo, sin mermar en energía. Acompañada por otro instrumentista virtuoso en la guitarra y la voz del bajista para crear esos ambientes retorcidos y de desesperación casi lisérgica, que el recorrido del set list y de las distintas capas musicales que abarcó invitaba a cerrar los ojos, dejarse llevar a un trance brutal, sórdido y a la vez placentero, en el que solo se puede atinar a levantar los brazos y sacudir la cabeza. Para muestra su último lanzamiento de 2020 “Stare Into Death And Be Still”, al que recomiendo demasiado si lo que se busca es enterarse de lo último que se destila en la faceta más melódica del Black/ Death/ Technical, y también verles en directo, porque son una auténtica aplanadora.
Para cuando los Mgła enchufaron la sala estaba al completo, tanto, que mi trabajo de fotógrafo fue bastante dificultoso. Al no contar con un foso apropiado para el desempeño de los fotógrafos, nos tocó mezclarnos con el público y hacer lo que se pudiera aguantando reproches y caras me mala hostia de quienes pidiéramos permiso para pasar entre medio de la piña humana vestida de negro. La propuesta conceptual de la banda es una de las características más a destacar y que más llama a fotógrafos o videógrafos a cubrir sus bolos. De pronto salen cuatro tiparracos vestidos idénticamente, de rotundo negro: mismas botas, pantalones, sudadera con la capucha puesta, chupas de cuero y las caras cubiertas. A esa tremenda primera impresión se le suma la incertidumbre y hasta desesperación: Los Mgła meten cagazo, no me gustaría encontrarme con alguna aparición similar en alguna de las calles de la república de Sants cuando vuelvo tarde a casa. En lo musical destaco muchísimo el desempeño del batería, una figura ya muy conocida y admirada que por lo menos a mí no me llegó tanto como el cañonero de Ulcerate, pero que sobre el escenario fue el único componente al que se le vió, aparte de algún gesto del bajista, que no solo moviera las manos. Así de estáticos, fríos y endiabladamente nihilistas se presentan los Mgła. La descarga fue directa a arrancar cabezas de los hombros: apabullante, nítida y sin concesiones: la música fué protagonista absoluta en un show que al final supo a poco por tiempo, y que nos deja con muchas ganas de verles de nuevo más pronto que tarde.