Lo de anoche en la Bóveda fue contundencia en forma de virtuosismo. La dupla Conjurer+ Celeste es un acierto total y si bien es cierto que el entusiasmo mas fervoroso los proyectaba en los franceses, saber que Conjurer era el que abría la noche, hacía presagiar una noche apoteósica. Y los primeros no duraron ni un segundo en soltar todo el arsenal sobre los allí presente.

Su mezcla de Sludge , Doom y pasajes atmosféricos Post, en directo, se sobredimensionan. Mantuvieron el pulso de los temas de tal manera que parecía como si estuviesen tocando un tema de una hora del tirón. Me fallaron las voces, no encontré la definición que requieren en este tipo de música, nos se si problemas en la sala o mi posición en la misma. La voz siempre es un instrumento importante en el metal, pero en el caso de bandas como Conjurer, creo que debería ecualizarse en sala un pelín por encima de las guitarra para que no se pierdan, sobre todo teniendo en cuenta que son dos cantantes y con tonalidades direfentes.
En realidad ninguna queja, son solo observaciones del bolo, y Conjurer demostró ser una banda que está muy en forma y de la que esperemos, pronto tengamos noticias de nuevos proyectos. Su Ep «I«, su largo «Mire» y su último trabajo en conjunto con Pijn, empiezan a quedarse cortos. Gran concierto de los Ingleses en una noche llena de riffs contundentes.

Pues Celeste me asombraron con su último trabajo «Assassine(s)«, y no hay nada que me guste de una banda que toquen en directo, integro, el último trabajo que tengan entre manos. Y así fue, una tras otra, Celeste fue aplastándonos con su contundencia y excelente ejecución. Al igual que Conjurer, Celeste demostró ser una banda de nivel elevando sus canciones de manera sublime.
Su increíble puesta en escena con una luz roja en la frente de cada uno de los componente, cual Ciclopes fuesen, empaca la experiencia musical de estos titánes. Una luz roja que te señala haciendo participes al público del oscuro y transcendente que es el recorrido de su oscura y desolada música.


De nuevo la ecualización de la voz, muy por debajo de la música, rompía levemente la experiencia. En Celeste el desgarro de la voz Johan Girardeau es instrumento totalmente imprescindible. Sería como escuchar Black Sabbath sin la voz de Ozzy o Dio. Pero algo se oía e instrumentalmente fue una delicia ver en directo a esta tremenda banda que es capaz de sumar varios géneros del metal con una elegancia y originalidad al alcance de muy pocos.
Se hizo corto con una hora de concierto que dio para presentar su último álbum y poco mas. Muchas ganas de volver a ver a esta banda y poder disfrutar un poco mas del tremendo repertorio que llevan cosechando hace ya, casi dos décadas.
