Uno de los grupos que viene empujando más fuerte en este 2013 es Bastille. La banda de rock alternativo británico saca su primer álbum de estudio, llamado Bad Blood, tras años de probaturas y experimentos y con la carga empírica suficiente como para lanzarse al ruedo, dispuesto a comerse el mundo. Tras su EP Laura Palmer, en 2011, y con varios de sus sencillos ocupando lo alto de las listas de UK, además de tocar en Glastonbury o Bissfields, reúnen lo mejor de su cosecha y se abren paso con un trabajo lleno de tintes rockeros, románticos y electrónicos. Una banda que destaca por la impresionante y camaleónica voz de Dan Smith, un auténtico prodigio londinense, que seguro que dejará huella en la indústria de la música.
Se abre la veda de Bad Blood con ‘Pompeii‘, el himno de Bastille. La bandera que hondean por todo el mundo con honra y orgullo. La pieza fundamental del primer trabajo del grupo británico. El canto alegórico por excelencia de este cuarteto de londinenses.
¿Qué mejor manera de empezar un disco que con esta impresionante canción? Desde los primeros coros, impregnados de patriotismo, de reminiscencias autóctonas, como si de la antesala del gran pugilato se tratara, como si un pueblo entero clamara por el emplazamiento total de las masas, ya se empiezan a dirimir las connotaciones simbólicas de ‘Pompeii‘, título del primer compás de Bad Blood.
Todo esto interiorizando la historia de Pompeya, nombre de la ciudad de la Antigua Roma que fue terriblemente engullida por la iracunda erupción del Vesubio en el 79 d.C. Y es que Pompeii nos acompaña a cerrar los ojos y reconstruir los escombros de nuestra alma, como si la lava de un volcán nos hubiera devorado el espíritu, como si tuviéramos que hacer tabula rasa en nuestros caminos… Pompeii es eso, un empujón para empezar de cero, como si fuéramos napolitanos del Mezzogiorno tras ese trágico paso del Vesubio por los muros de Pompeya; nada que perder, una historia que debe seguir escribiéndose…
Sin más dilación, hay que ponerse manos a la obra y empezar a recoger los escombros del desastre volcánico. Inevitablemente, un trabajo lleno de nostalgia y desconsuelo, aunque necesario para desempolvar los recuerdos más profundos y secretos que perdimos bajo las cenizas. Parece pues que el sendero de Bad Blood es un camino purificador, que canción tras canción, atraviesa un recorrido tan duro como de reconstrucción.
‘Things we lost in the fire‘ es esto, un camino que empieza con unas notas muy melancólicas de piano, aunque rápidamente desemboca en un cambio de mentalidad, plasmado con compases más alegres y una voz más animada y despreocupada, pisamos más fuerte el terreno que vimos arder en llamas.
Si primaban las voces íntimas y las suaves notas de piano, ahora es momento de descubrir un poco más a Bastille, con la aparición de los bajos y bateria del grupo, no dejamos las recónditas letras ni abandonamos los cada vez más familiares coros del grupo. Bad Blood, título que da el nombre al primer trabajo de Bastille, lleva al oyente a volver a su pasado y recordar esos momentos que vivió al lado de alguien especial. Pasar o no pasar página, esa es la decisión que cada uno debe tomar. Ante sala de ‘Overjoyed’, otro sencillo más que personal del grupo, con el mismo piano, unido a notas más electrónicas pero no menos sinceras y llenas de mensaje.
Más coros, sí, pero nuevos sonidos, más animosos y diferentes, acompañados de puntuales evoluciones vocales de Dan Smith. Camaleónica voz la del vocalista de Bastille. En ‘These Streets‘, vamos redescubriendo un grupo que apunta muy alto por lo novedoso y variado de su vasto repertorio.
Todo esto antes de pasar a ‘The Weight of Living Part II‘, uno de los temas más buenos y movidos del grupo británico, canción conocida mundialmente por formar parte de la famosa saga de videojuegos de EA Sports: FIFA, en su contemporánea edición.
Si antes hablábamos de historia de la Antigua Roma, ahora damos un giro copernicano hacia la mitología griega con ‘Icarus’ una canción que lleva, cómo no, otro mensaje oculto, esta vez para los jóvenes que viven la vida despreocupadamente.
Como dice el cuento griego, Ícaro desobedeció a su padre Dédalo, quien le hizo unas alas para escapar del castillo de Minos y le recomendó que no volara demasiado cerca del Sol ya que, este, derretiría sus alas de cera, ni tampoco demasiado cerca del mar, ya que la espuma del agua le impediría alzar el vuelo. Ícaro no hizo caso a su padre, y en un arrebato de personalidad, quiso llegar al paraíso, ascendiendo tanto su aleteo que efectivamente sus flancos se disolvieron de tal manera, que el cuerpo de Ícaro cayó al mar, perdiendo su vida. Dédalo maldijo su invento pero ya era demasiado tarde.
Esta historia queda reflejada en la canción que lleva el nombre del osado hijo del constructor del laberinto de Creta, aunque la letra de ‘Icarus‘ nos empuja a vivir nuestras vidas independientemente de lo que digan los demás, tomar nuestro propio camino, asumir los riesgos y volar lo más alto que podamos.
Catamos ‘Oblivion‘ con otra versión tranquila acompañada de la suavidad del piano, esta vez con picos inexplorados hasta el momento en la voz de Smith. Todo esto antes que ‘Flaws‘ nos muestre (en pequeñas dosis) el perfil electrónico de Bastille, que pese a esconderse en sus primeros compases, sigue Latente a lo largo del EP.
‘Daniel in the Den’ no es más que una demostración más que estamos delante de uno de los prodigios del año, musicalmente hablando, tanto por la increíble voz de Dan Smith, como por la multiplicidad de registros de Bastille. Le sigue ‘Laura Palmer’, que en un primera instancia le dio nombre a su primer EP, en 2011, aunque junto a otros sencillos y tras encerrarse en el estudio, salió en este Bad Blood que va terminando con otro single que triunfó en las UK Charts hace un par de años.
Punto y final al primer trabajo de Bastille con ‘Get Home’, el éxtasis final de un brillante EP de debut de un grupo que va a sonar muy fuerte en todas las listas de éxitos y en los festivales más importantes. Si quieren disfrutar de una voz increíble, os acompañamos a disfrutar de esta canción en particular. Aunque parezca un sintetizador de voz, se trata de la enésima transformación vocal de Dan Smith. Recuerden su nombre…
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