A veces me pregunto qué es lo que mantiene a una banda en activo después de muchos años de batallas. Que sigan aún con ganas de seguir explorando un género musical que no es popular como el heavy metal extremo, cuando al comienzo de sus carreras la escena era un campo por sembrar y la ilusión les impulsaba a aportar toda su energía y creatividad en lograr un sueño que tal vez podían lograr: firmar con una discográfica de renombre, girar, lograr obtener un merecido reconocimiento, poder vivir de su sueño. A algunos la ilusión de hacerlo en grande les ha durado lo justo para forjar una legión de fans acérrimos antes que caer en el ostracismo en el que han caído una innumerable cantidad de bandas por no resultarles conveniente seguir. ¿Y qué les sigue motivando a editar discos que pocos compran, a publicar nuevo material en Bandcamp o Spoty si obtendrán pocas audiciones, a salir de gira a cierta edad para volver a casa con solo haber pagado el viaje?
La respuesta es simple: Una pasión incombustible, enemiga de la conveniencia. Y mientras sigan existiendo bandas como los veteranos OBSCURE o CENTINEX, grabando, girando y dándolo todo como el primer día, como lo han demostrado este último miércoles en la UPLOAD, puedes estar segurx de que tendremos metal pesado del auténtico por un buen rato.
Sobre lo que escribo más arriba pueden hablar con mucho conocimiento de causa los veteranos españoles OBSCURE, que desde 1989 están dando el cayo en la escena nacional e internacional. Siendo pioneros en el género Death Metal de la península y que aún mantienen su esencia (ahora denominada Old School Death Metal ), se despacharon con un set de trallazos que sonaron demoledores de principio a fin. En este caso la veteranía es notable y un gran punto a favor, porque repasaron todo su repertorio interpretándolo sin fisuras y con un front man que lo dio absolutamente todo, con soberbia y muchas tablas. Viéndolos tocar no pude evitar que se me vinieran a la cabeza aquellas bandas de los 80 que abrieron paso a la evolución del género como Slayer, Kreator, los primeros Obituary, Carcass o Morbid Angel, practicantes de un Speed de dientes apretados con riffs sabbathianos gordos que dan para peludear sin cesar e imitar la descarga gutural que nos vino del excelente cantante.
Seguidamente aparecieron los también veteranos CENTINEX, estandartes del Death Metal clásico procedente de Suecia. Del line up original solo ha quedado el bajista Martin Schulman, que en 2014 reformó la banda que perdura hasta nuestros días. No cabe comentar algo distinto de ellos aparte de lo que he destacado en la banda que abrió la fecha, porque creo que ambas bandas estaban al mismo excelente nivel de ejecución y presencia escénica. Los suecos están en esto desde 1990 y han sabido actualizar su sonido original a la tendencia escandinava, valorizando y potenciando su veteranía, que le ha llevado a protagonizar cuanto festival extremo se les haya cruzado por el camino desde que no han parado de producir material nuevo desde la reforma de 2014. Sobre las tablas de la Upload no han hecho otra cosa que demostrarnos su bien hacer y su maestría. A destacar la soltura, omnipresencia y magnífica comunión con el público del front man, Henka Andersson, al que le he sacado unas fotos inmejorables.
Lo dicho, los asistentes al concierto de los CENTINEX no solo hemos disfrutado de un genuino banquete de Old School, servido por dos bandas que aún mantienen la bandera bien en alto, sino de una lección de cómo mantenerse fiel a una pasión incombustible antes que mandar todo a la porra por no ser conveniente.